Cómo aprender a ser feliz

diciembre 27, 2018

La felicidad no es algo que te toca como la lotería. Aprender a ser feliz se logra teniendo pensamientos positivos, amando y ayudando a los demás.


Recientemente he leído de un curso para aprender a ser feliz dirigido a enfermeros de la Universidad de Turín, en Italia. Me llamó la atención porque evidentemente tiene que haber mucha gente infeliz y deprimida si hasta la universidad acoge un laboratorio para aprender a ser feliz.

En teoría vivimos en una sociedad donde no nos falta de nada pero en la práctica estamos rodeados de descontento e insatisfacción. Hemos olvidado cómo ser felices y cómo entrenar la mente a tener emociones positivas.

Estamos tan ocupados y preocupados en «tener» que hemos olvidado cómo «dar».

Estamos tan socializados tecnológicamente en las redes que las relaciones «reales» son superficiales, evanescentes y se consuman rápidamente dejando un vacío emocional.

A esta altura está claro que acumular cosas y riquezas no es ni la vía ni la solución. Tener miles de followers, de likes o de tweets tampoco.

El camino hacia la felicidad es más bien lo que el Dalai Lama predica en el entrenamiento mental:

 

Cuando te preocupas por los demás, manifiestas una fuerza interior a pesar de las dificultades que enfrentas. Tus propios problemas te parecerán menos significativos y molestos. Al ir más allá de tus propios problemas y cuidar de los demás, adquieres fuerza interior, confianza en ti mismo, coraje y una mayor sensación de calma.


Los actos de bondad, la compasión, un abrazo o una sonrisa benefician a quién los recibe y a quien los dona. No hay nada más potente que crear y dar amor. Pero hay que educar la mente a volcarse hacia los demás, a compartir, cooperar y a reconocerse en el próximo.


Pequeños ejercicios para aprender a ser feliz

Cuanto más entrenamos a tener pensamientos y palabras positivas y cuanto más trabajamos para sentirnos bien, más amor podemos dar y más amor podemos recibir. Es un ciclo que se auto-alimenta.

Observa tus pensamientos por un instante. ¿Son positivos? ¿Estás agradecida? ¿O tienes miedo, envidia y baja autoestima?

El primer paso para aprender a ser feliz es observar y controlar todo lo que pasa por tu cabeza y sustituir los pensamientos negativos con pensamientos positivos. Son las palabras que te dices que influencian tu estado de ánimo así que elige solo palabras «buenas» y sé amable contigo misma. Repite por ejemplo «Yo soy bella», «Yo puedo», «Yo soy fuerte», «Yo tengo valor» o cualquier otra frase que te anime.

La meditación y el mindfulness son formas muy efectivas para poner orden en los pensamientos, controlar la mente y crear espacio para la positividad. Si las conoces y sabes aplicarlas, adelante, en caso contrario prueba ejercicios más sencillos como la repetición de mantras.

El mantra «Todo va bien» es muy útil y funciona en todos los momentos de desaliento.

Todo va bien

Repite el mantra «Todo va bien, todo va bien, todo va bien» cada vez que sientes que te hundes en pensamientos negativos. Repítelo las veces que haga falta hasta que tu mente vuelve a un estado de calma y de paz.

Yo uso este mantra en momentos de dudas o de miedo o cuando tengo que tomar una decisión. Me sirve para centrarme, me calma y apacigua mis emociones.

Es un mantra sencillo pero muy potente que ayuda en momentos de desánimo y evita ceder a los pensamientos invasores que nos hacen sufrir sin motivos. «Todo va bien» recupera el control sobre tu mente, envía señales positivos y ayuda a la verdadera búsqueda de soluciones.

Ser amable con todos

Luego practica la amabilidad con los demás: una sonrisa, un abrazo, dar las gracias, una palabra dulce, cualquier acto de bondad que puedas compartir con la gente que encuentras, conocidos y desconocidos, familiares, amigos y hasta con los animales, las plantas y las cosas.

Tener gestos generosos y agradecidos no solo ayuda a mejorar la vida de los que te rodean, sino que mejora la tuya también y todo lo que proyectas hacia el exterior te será devuelto de manera exponencial. Poco a poco irás viendo como la repetición de gestos gentiles y amorosos transformaran tu estado interior; te sentirás más calma, más confiada y más feliz.

Prueba con algo tan natural y gratuito como una sonrisa. Una sonrisa es como un bostezo, es súper contagiosa y además es universal. El simple hecho de sonreír te hace sentir mejor y es beneficiosa para la persona que lo recibe. Además es tan natural que la tenemos desde que nacemos, solo necesitamos trabajarla para no perderla y regalarla a los demás para que se sientan mejor.

Yo la uso a diario; hasta mis perros están más contentos cuando los miro con una sonrisa.

En definitiva, la felicidad no es algo que te toca como la lotería, es una emoción que se logra aprendiendo a tener pensamientos positivos, amando y ayudando a los demás.

Hay una frase de María Montessori que dice:

 

Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz.


Y yo añadiría que estaremos educando para ser más felices también :-)

Un abrazo

Foto: Kal Visuals

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